viernes, 26 de diciembre de 2008

NIEVA EN PEÑARROYA

Relato Corto ganador del Segundo Premio en el Certamen de la Mancomunidad 2007


La almohada estaba empapada en sudor, y yo sin poder dormir por ese motivo, rodaba entre las mantas por lo ancho del colchón.

No podía dormir, así que me incliné y me senté con la espalda apoyada en la pared. La ventana tenía un reflejo blanquecino mezclando con verde lima. Me froté los ojos para ver mejor, pero seguía sin saber de dónde provenían ambos colores. Me salí de mi cama y me puse las zapatillas.

Anduve con sueño hasta la puerta y por el estrecho pasillo miré a la ventana. ¿Era verdad lo que mis ojos veían?
¿De verdad la nieve, ocupaba una espesa capa en el suelo y llenaba las hojas de los árboles de blanco?

Pues entonces, al estar tan sorprendido, entré de nuevo en la habitación, cogí mi cámara de fotos del cajón, y abrí la puerta del patio.

Era una tarea costosa, porque la nieve al menos cubría cuatro centímetros. Sin bufanda, guantes, ni ningún otro elemento para protegerme del frío salí e hice fotos.

Solté la cámara y salí de nuevo al patio.
A medida de que avanzaba se iba abriendo un pequeño camino de huellas.
Entré de nuevo a casa e intenté buscar mis guates, pero como no los encontraba, fui a la habitación de mis padres.

-¡Papá, mamá! –Grité- ha nevado esta noche. Asomaros al patio. ¿Me podéis dar los guantes?
-Busca en los cajones del dormitorio. Creo que están en el cuarto –me dijo mi madre con voz soñolienta.

Corrí a mi habitación y busqué los guantes con tal nerviosismo, que cada vez que cerraba un cajón daba un tremendo golpe. Lo que conseguí hacer con eso, fue despertar a mi hermano.

¡Que nervios! Era la primera vez que veía nieve en Peñarroya-Pueblonuevo.
Cuando al fin me puse los guantes, salí al patio y unos minutos después llegó mi hermano.

Allí, los dos hicimos muñecos y formas raras, hasta que mis padres dijeron:
-Nos vamos.
-¿Por qué? Yo quiero jugar con la nieve –les contesté.
-Vamos a ir al Hoyo y a Ojuelos altos. Seguro que allí hay mas nieve.

Obedecimos, y nos montamos en el coche con un chándal de tela gruesa.
Cada minuto que permanecimos allí, nos entretuvimos, porque papá, nos contaba historias de su niñez.

Cuando paró el coche en el Hoyo, agradecí haber venido. Había una capa de nieve de treinta centímetros al menos.

En el maletero llevábamos unas grandes paletas, para tirarnos por las colinas montados en ellas, así que las cogimos y subimos un gran monte, poblado de encinas con las copas llenas de nieve.
En la punta mas alta, pusimos las palas en el suelo, nos montamos en ellas y avanzamos. Por la pendiente, la pala avanzaba sola y así nos tiramos un par de veces colina abajo.

Cuando nuestros pantalones ya estaban húmedos y teníamos los guantes empapados, nos montamos de nuevo en el coche, para terminar la ruta prevista en Ojuelos Altos.
Allí, cuando aparcamos, nos dirigimos a la cuneta de la antigua carretera. Nos tiramos desde el asfalto, y nos cubrimos de nieve hasta el ombligo. Costaba mucho andar allí. Al avanzar, llegamos a un camino, que comunica el pueblo con el cementerio, y mi hermano y yo, nos dimos cuenta de que había una gran rampa hacia abajo.

Nos sentamos en el suelo y la utilizamos de tobogán.
Algún tiempo después de estar allí, nos llevamos la mayor sorpresa. Empezaron a caer grandes copos.
Recién caídos al suelo, cogíamos puñados de nieve y hacíamos bolas con ellos. Ese era el mejor juego. La guerra de bolas.

Por la tarde, mucho tiempo después de que cayeran los copos, se empezó a derretir la nieve, y las cunetas quedaron encharcadas.

Nos montamos en el coche y cuando llegamos a Peñarroya, me di cuenta de un fallo. ¡Se me había olvidado hacer los deberes!

Había que responder preguntas de un texto.
En casa abrí el libro y sonreí.

Un fragmento del texto decía:
Así, empezó a nevar esa noche. Los niños hicieron muñecos y figuras con la nieve y a la mañana siguiente todos los patios y árboles, amanecían con una fina, y algunos con una gruesa, capa de nieve.

Fue un día maravilloso.

La Mora

Relato escrito por Alejandro para presentarlo al certamne de relato corto de la Mancomunidad:



Era tarde, y me iba a la cama después de haber estado sentado en el apetecible brasero aquel día del mes de diciembre. Como todas las noches, mi padre vino conmigo, y cuando estaba en la cama, me arropó, y comenzó, como siempre hacía, a contarme otra de sus muchas “historietas de cuando era pequeño”. Así las llamaba yo. Ese era el nombre que le daba a todos los relatos que mi padre me contaba sobre su niñez, en su aldea “Los Altos”. Pues ese día, mi padre comenzó a contarme la historia de “La Mora”…


Cuando éramos niños, una de las cosas que más nos llamaba la atención, era la Mora –comenzó-. Todo eso, empezó como una leyenda, que los mayores, comentaban en sus largas charlas… Nos decían que no nos acercáramos al pozo, que vendría “La Mora”, que acechaba los pozos de los corralones, y que nos tiraría hacia el fondo del pozo.


Como cualquier niño de mi edad, nos pensábamos que era una tontería, tan solo para asustarnos, y evitar que nos cayéramos al pozo, así que una de las tardes que quedamos para jugar un partido de fútbol en la plazoleta, antes de comenzarlo, fuimos a casa de mi tía. Nos llamaba tanto la atención el pozo, que no pudimos evitar plantearnos el hecho de acercarnos al pozo, y al menos, asomarnos…


Después de discutir con los amigos, para ver quien era el atrevido que iría delante, en camino al pozo, fuimos todos hacia él.

Y la sorpresa fue, cuando nos acercamos, ver a aquella mujer que salió de repente, vestida de blanco por completo, con sólo los ojos a la vista. Fue un momento terrorífico, en el que nos quedamos mudos, sorprendidos, y sin poder movernos. Pero todas y cada una de esas cosas, cambiaron en el momento en el que aquella mujer, “La Mora”, comenzó a correr tras nosotros. En esos momentos, dimos una gran carrera hacia la puerta trasera, por la que se accedía al corralón. Pero al entrar, quedamos en el acuerdo de que no contaríamos nada de lo sucedido a los mayores, ya que nos regañarían muchísimo al habernos advertido en muchas ocasiones con anterioridad.

Así que lo mantuvimos en secreto…


Entonces, dejé de oír la voz de mi padre…


Y en esos momentos, me encontraba allí… en el jardín, viendo como mi padre y sus amigos, se acercaban despacio al pozo. De pronto, como mi padre me estaba contando, la Mora salió desde detrás del pozo y acto seguido empezó a correr tras ellos.


Pero allí había algo más…

Justo cuando mi padre y los amigos entraron por la puerta en la casa, “la Mora” salió del corralón. Me entró tanto interés por saber mas de ella, que la seguí sigilosamente, aunque parecía que estuviese en otra dimensión, ya que nadie me podía ver, aunque para esta tarea que me encomendé de seguir a La Mora, era mucho mejor.


¡Ya me di cuenta de adonde iba! Seguro que se iba a esconder en el pozo de la casa del vecino, para que cuando llegaran los niños, no se acercaron al pozo. Pero cuando pensaba que se pondría tras el pozo, entró en la casa.

-Antonio –le dijo-. Hoy he asustado a los niños de los vecinos. –Se rió a carcajadas y continuó hablando rápidamente-. Así aprenderán a no acercarse más al pozo.

Los dos se estuvieron riendo durante largo rato…


¡Ya lo había comprendido!

“La mora” en realidad era la propia vecina, que para que los niños no se acercaran al pozo, se vestía de blanco por completo y se escondía detrás del pozo.


Entonces, un gran ruido me despertó. ¡Claro! ¡Me despertó! ¡Estaba dormido! Mi padre, la noche anterior, me había contado su historia hasta que salieron a correr, y me había quedado dormido. Después soñé con el final de la historia…


Y ya tenía que levantarme, o llegaría tarde a la escuela.

La verdad es que fue la historia que más me impresionó, aquella de “La Mora”.


“La Mora”


Alejandro Barrena Jurado

jueves, 25 de diciembre de 2008

El cumple de Carlos

24 de diciembre ... preparativos para la cena, cena de Navidad.
Una parada previa. El cumple de Carlos.

Aunque estoy poquito rato, el justo para felicitarlo, un café y saludar a las sobrinas que han llegado, tengo tiempo para hacer varias fotos.

Ahí las tienes! FELICIDADES.




miércoles, 17 de diciembre de 2008

Y se acerca la Navidad

Hoy entro a ver si mi co-comentarista oficial ha escrito algo, y al comentar me encuentro una palabra para verificar que me suena a pueblo y a cardos borriqueros (yo y mis cosas): coespine (a que os suena a vosotros?) y me he acordado de "el origen perdido" recordando que cuando lo lei le cambie el titulo y lo llamaba "el poder de las palabras".

Hace demasiado frio para pensar, pero ideas sueltas que vienen y van me llevan a un sitio indeterminado en el tiempo en que todos estabamos alli, en "los altos". Debia de ser en vacaciones, porque todos todos hace demasiado que no, ehh!!, sobre todo porque cuando nació la cuqui ya ibamos alli la mayoria solo por vacaciones. Y se acerca la Navidad, y recuerdo a mamá arreglando su casa de aqui antes de que naciera su retoñito, y despues en los altos, aquella navidad que quiza fue la ultima que pasamos alli. El pavo de la Manina y papá Felipe andando con el jarro lleno de agua encima de la cabeza. Juegos, mucho frio (quiza mas que ahora) y la escalera llena con los juguetes que traian SS.MM. los Reyes Magos de Oriente... Aquellas cartas a los reyes escritas por papá preguntandonos a cada uno y los sobres con aquellos sellos pintados por el en los que aparecian los mismisimos reyes siguiendo a la estrella...

Todo me parece muy lejano, quiza incluso mas de lo que es (o quiza no), pero me hace pensar que hemos sido personas con suerte, con muchiiiisima suerte!!. Tengo la dulce impresion de haber sido inmensamente feliz, de que todos lo hemos sido, y, si buscais en vuestros recuerdos creo que vosotros encontrareis lo mismo que yo(...).

Los años han pasado (afortunadamente) y eso es señal de que estamos todos aqui (y no somos pocos). En nuestra vida ha habido de todo, y en el pasado yo soy capaz de ubicar los momentos mas felices y dulces (quiza porque los recuerdo desde la perspectiva de una niña que se sentia muy querida. Con los años nos llegaron las responsabilidades y tambien mucho dolor. Creo que eso tambien lo hemos compartido (en la medida de lo posible) aunque, a veces, no sabemos muy bien como hacerlo. Pero, en mi pobre opinion, creo que tenemos motivos para seguir siendo felices. Seguimos siendo afortunados por todo lo que nos quede por vivir y la Navidad se acerca, y quisiera veros a todos de nuevo este año y felicitarme por ser tan afortunada.

Y, desde la encantadora contadora de cuentos hasta la cuqui, os quiero y necesito saber que vosotros estais ahi. Creo que las personas llegan a ser lo que son gracias a esas otras personas que estaban a su lado cuando crecian y se formaban, y os tengo que dar mil gracias porque yo soy yo gracias a que vosotros habeis estado siempre en mi corazon.

Y, si no os importa, a cada uno `por vuestro nombre os digo que os quiero:
Inés, te quiero
Tere, te quiero
Lidle, te quiero
José Félix, te quiero
Quini, te quiero
Juandi, te quiero
Pipe, te quiero
Ana, te quiero
Mª del Mar, te quiero.
Y, por supuesto, de nuestros padres ni decirlo, los adoro.
Creo que tengo la familia mas bonita del mundo, y estoy orgullosa de todos vosotros!

Y ya lo dejo, que esto esta siendo largo y yo me estoy poniendo llorona, y, eso, no puede ser!!